El acceso a la cultura no significa la aceptación de un producto cultural acabado, sino la participación activa de la comunidad, en el hecho cultural, la cultura tampoco está separada de la conciencia de la identidad colectiva, se considera ante todo y sobre todo como factor que contribuye al surgimiento de la nacionalidad.
En un término muy amplio, globalizador, la cultura abarca todo lo que una persona obtiene como miembro de una sociedad, los hábitos y aptitudes que adquiere gracias a la tradición o a la experiencia, así como los objetos materiales fabricados por la comunidad.
Las culturas se van formando, desarrollando, de uniones, de relaciones, de superposiciones de valores que se suman unos a otros y que inclusive pueden ser hasta valores opuestos.
Por lo tanto las culturas son siempre el resultado de un mestizaje, de una combinación. Todas las culturas deben estar en un diálogo continuo, en una confrontación con otras culturas para ser una cultura viva.
Para que crezca, se desarrolle, se implante y se enriquezca tiene que estar confrontándose con otras proposiciones, aún cuando estas sean contrarias y hasta agresivas. Hay que confrontarse para poder seguir el desarrollo, en estas confrontaciones a veces surgen escollos que son superados por una de las proposiciones o sirven de gestor de una nueva proposición que trascienda los planteamientos anteriores.
Las culturas no pueden aislarse, pues se volverían obsoletas, sencillamente perecerían.La cultura está en perpetuo movimiento, se transforma, crece, se desarrolla en diferentes direcciones, tiene un movimiento centrífugo, influye en otras culturas y a la vez hay un movimiento centrípedo incorporando otras influencias, esto es inevitable.
La vida es un cambio continuo, pero hay que tratar de hacer cambios que sean constructivos, que satisfagan espiritualmente a las gentes, que sean liberadores, que no anulen la personalidad humana.
La cultura actúa sobre los planos más profundos de la conciencia humana, reforzando los principios éticos indispensables en la sociedad.
La obra humana, por lo tanto, tiene que expresar las complejidades y contradicciones de la sociedad en que se desarrolla quien las hace.